¿Qué es la diversidad Demográfica?
La diversidad demográfica abarca las diversas configuraciones demográficas (tasas de crecimiento y estructuras de edades) que resultan de los ritmos diferenciales en que los países han experimentado su transición demográfica. Esta diversidad se observa tanto entre países como, muchas veces, dentro de ellos).
Aunque la mayoría de los países de América Latina y el Caribe están actualmente beneficiándose de un bono demográfico, pronto enfrentarán los desafíos asociados con el envejecimiento de la población.
Esta diversidad demográfica refleja y es el reflejo de la desigualdad socioeconómica de la región latinoamericana, la más desigual del mundo. Las poblaciones se reproducen dentro de contextos socio-económico-culturales que modifican los patrones de reproducción y estos contextos son, a su vez, modificados por la estructura demográfica y sus cambios.
La región de América Latina y el Caribe presenta una mezcla de desafíos característicos tanto de la primera como de la segunda Transición Demográfica. Persisten elementos de la primera transición, mientras que ya se perciben transformaciones en la familia, nupcialidad y fecundidad típicas de la segunda transición desde las últimas décadas del siglo XX.
Durante la primera Transición Demográfica, el descenso en la fecundidad lleva a un periodo en el cual la población más joven (económicamente dependiente) disminuye su proporción relativa frente a la población en edad de trabajar, mientras que la población de mayor edad mantiene aún un peso relativamente bajo. Este mayor porcentaje de población en edad activa en comparación con la económicamente dependiente (niños y personas mayores) genera un bono demográfico que, si se gestiona eficientemente, puede liberar recursos para aumentar el bienestar familiar o invertirse en capital humano y físico para fomentar el crecimiento económico a largo plazo (Bloom y Williamson, 1998; Bloom, Canning y Sevilla, 2003).
Durante la segunda Transición Demográfica, cambios como el retraso en la maternidad, el aumento en la cohabitación y del matrimonio tardío, el incremento en los divorcios y las familias monoparentales, contribuyen a profundizar el descenso en la fecundidad y al envejecimiento de la población.
El avance de estas transiciones varía significativamente entre los países de América Latina y el Caribe. A pesar de que muchos países todavía disfrutan del bono demográfico, varios ya están confrontando los desafíos del envejecimiento poblacional. Existe una diversidad de situaciones demográficas en la región, con algunos países en etapas iniciales y otros en fases más avanzadas del proceso. Incluso dentro de un mismo país, pueden coexistir diferentes modelos reproductivos entre distintas regiones o subpoblaciones. Esto incluye, en un extremo, mujeres con altas tasas de fecundidad (frente a la media nacional), asociadas a una maternidad más temprana, a menores niveles de educación y a una mayor vulnerabilidad socioeconómica, y en el otro extremo, un modelo representado por las mujeres que tienen niveles de reproducción que no alcanzan el nivel de reemplazo, generalmente asociados a mayores niveles educativos y más altos niveles de bienestar socioeconómico.
Esta diversidad de situaciones requiere una atención cuidadosa y una planificación estratégica que permita abordar los cambios demográficos y garantizar el bienestar de todas las cohortes de la población en el futuro.