La adaptabilidad demográfica se refiere a la capacidad de las sociedades para ajustarse y responder de manera efectiva a los cambios en la composición demográfica de su población, de modo de asegurar la plena realización de sus derechos humanos.

Enfatiza la importancia de tomar en consideración la dinámica de la población para el desarrollo socioeconómico y el bienestar social, así como para la estabilidad política, desde un enfoque de derechos humanos.

Se trata de la capacidad de los individuos, organizaciones y gobiernos para adaptarse en todos los ámbitos, para responder eficazmente a los cambios en las características demográficas de una población (como variaciones en: la fecundidad, la migración, el envejecimiento, el ritmo de crecimiento, la estructura por edad, entre otros factores). La adaptabilidad demográfica comprende por tanto el conjunto de medidas y políticas que son definidos desde diferentes ámbitos, esto incluye la capacidad de gestionar recursos, infraestructuras y servicios públicos de manera que satisfagan las necesidades cambiantes de la población y sus derechos.